Vlado Gotovac (escritor yugoslavo...es decir con sentimientos identitarios múltiples)


"NUNCA HE COMPRENDIDO A QUIENES DESEARÍAN QUE EL ARCO IRIS FUERA DE UN SÓLO COLOR. ÚNICAMENTE SU VARIADA GAMA CROMÁTICA LO HACE HERMOSO. ASÍ, TAN SÓLO DIVERSAS ETNIAS Y GRUPOS HUMANOS PUEDEN ENCERRAR TODA LA BELLEZA DEL MUNDO".
Vlado Gotovac. Escritor yugoslavo (...portador de identidades múltiples, no excluyentes, radicalmente opuesto a la limpieza étnica que configuró los actuales estados mono-étnicos en los Balcanes)

lunes, 1 de abril de 2019

De vuelta de mi última incursión en la Frontera Sur. Reflexiones...UN AUTOBÚS EN EL MEDITERRÁNEO

          Fotografía: Benzú. Frontera de España y Marruecos


De vuelta, con temporal de levante...surgen algunas reflexiones

Decía hace unos años mi querido Sami Naïr que, en nuestra sociedad, cuando se hablaba de inmigración, se hacía más en base a prejuicios que en base a datos, y hablaba de un sistemático bombardeo de “metáforas inquietantes”: masiva, oleada, invasión, marea, avalancha, asalto…

No es de extrañar, por lo tanto, que persistan esas equívocas definiciones de este fenómeno en la sociedad española y que las mismas contribuyan a construir un discurso social tóxico sobre el fenómeno. Como buena muestra de ello, hemos escuchado recientemente las afirmaciones de la diputada de VOX, Luz Belinda Rodríguez, quien consideró que las labores que desempeña Salvamento Marítimo en el Mediterráneo, en los operativos de interceptación y rescate de “pateras”, se pueden comparar con un servicio de autobús para inmigrantes. Sus declaraciones no son nuevas.

Ya el año 2017, ante la llegada de migrantes y refugiados hacia Italia, Fabrice Leggeri, responsable de los operativos del despliegue europeo FRONTEX, llegó a afirmar que “las ONGs son los taxis de los traficantes de seres humanos”. Esta afirmación fue prontamente secundada por el fiscal de Catania Carmelo Zuccaro que denunció que “algunas ONG podrían recibir financiación de los traficantes y le constaban contactos entre ellos”. No tardó Luigi di Maio, aspirante entonces del Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo, en lanzar su pregunta: “¿Quién financia los taxis del Mediterráneo?” Siguió la estela trazada Matteo Salvini, actual ministro de interior italiano, y en la actualidad la lista es interminable. Hasta llegar a nuestra diputada.
No sé qué conocimientos sobre el terreno tiene la diputada Luz Belinda Rodríguez, pero mi experiencia, tanto en el Mediterráneo estudiando el fenómeno “patera”, como en el Océano Atlántico con respecto a los “saltos” en “cayucos” no me invitan a secundar su temeraria afirmación. Es necesario pasar días junto a los hombres y mujeres de los servicios de Salvamento Marítimo, escuchar sus narrativas al bajar del remolcador de altura Punta Salinas o tras un operativo en la Salvamar Tenerife. Hace falta compartir un rancho en la patrullera del SMGC Pico del Teide, departir con oficiales y marinería y sobrecogerse con sus historias en los operativos entre aguas de Mauritania y Canarias. Se hace imprescindible charlar con Loli, la responsable de los operativos en la Torre de Control del Puerto de Santa Cruz de Tenerife y comprobar su vocación de servicio público con un norte claro: salvar las vidas en peligro en nuestras aguas territoriales. No, no son taxistas, tampoco conductores de autobuses, son marinos, guardias civiles, funcionarios, policías, voluntarios y voluntarias de Cruz Roja (y otras muchas ONGs) que se dejan la piel por minimizar los efectos de la forma más cruel de migración, aquella que se ha hecho a través de la ruta africana y que finalizará con un “salto” en una frágil embarcación bien a través del estrecho, o de las aguas cercanas al Mar de Alborán, bien a través de las vallas de Ceuta y Melilla. Profesionales, servidores de nuestro país, con un objetivo de interceptación y guarda de fronteras, sí, pero, y esto es necesario decirlo públicamente, con una inequívoca perspectiva ética (salvo la excepción lacerante de la playa de Tarajal en 2014) y poniendo en las labores de control de fronteras algo a lo que no puede renunciar un estado de derecho que se ve interpelado por la llegada de migrantes y refugiados: la humanidad. Y yo, como ciudadano español he de decir que me siento orgulloso de este comportamiento que, lejos de disminuirlo, agranda nuestro estado de derecho.

Claro que existen mafias que trafican con seres humanos. Es una evidencia que he podido comprobar en Marruecos, en Mauritania, en Senegal, en Ceuta y otros lugares. Existen seres sin escrúpulos, que utilizan a los hombres que han abonado su “pasaje” como si fueran ganado y obligan a las mujeres a “pagarse” el mismo utilizando su cuerpo. Claro que sobrecoge hablar con las religiosas que atienden a estos cuerpos humillados y utilizados, allí en la sede de la Fundación Lertxundi en la localidad marroquí de Martil. ¡Claro que sí! Y no seré yo el que lo niegue ni el que abogue por ocultar estas, y otras, realidades que muchas veces parecen no querer verse. Pero esto no justifica lanzar acusaciones de connivencia sobre organizaciones humanitarias y dispositivos de salvamento de nuestra propia administración. No podemos aceptar el tráfico de seres humanos, por supuesto, pero aun así debiéramos, como hace Sami Naïr en el prólogo del libro “Mediterráneo, el naufragio de Europa”, de Javier de Lucas, preguntarnos que, si bien es legítimo luchar contra las mafias criminales que utilizan la desesperación de los demandantes de asilo, también debe serlo reflexionar sobre si esas mismas mafias no son consecuencia de una organización desigual y despiadada de la riqueza a escala mundial. Y se trata de luchar contra las causas, no sólo contra sus consecuencias.

Lo he dicho cientos de veces: no es factible abrir las fronteras de Europa, no hagamos demagogia, pero sí es urgente, implementar una política de refugio más humanitaria (y no contribuye a ello el muro que pretende Santiago Abascal). A continuación, añado, nada conseguiremos si no buscamos poner en marcha medidas de codesarrollo con los países emisores de personas migrantes y, en esta línea de intervención, me temo, llevamos muchas décadas de retraso. Por comentar.
                                                       Fotografía: Título de la escultura, cerca de la Plaza de los Reyes de Ceuta... SOLIDARIDAD

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