"El olvido del terror de ETA goza de muy buena prensa". Una entrevista, hoy en El Correo, que no tiene desperdicio y que coincide con mi último artículo al respecto de la iconografía de ETA en nuestras fiestas patronales (y que podéis ver en este misnmo BLOG). Unas reflexiones que me llevarán, sin duda, a hacerme con un ejemplar de su nueva novela: "Patria". El prolífico autor de "Los peces de la amargura", nos vuelve a sorprender en un ejercicio de objetividad, de compromiso ético y de lucidez, que no se prodiga demasiado por estos pagos. Apunto algunas de sus reflexiones....
"Me sigue pareciendo de una extrema gravedad que unos seres humanos se organizaran para imponer una utopía por el expeditivo procedimiento de liquidar a cientos de semejantes, y todo ello, además al lado de casa."
"El terrorista no se considera como tal, sino como un servidor fiel de La Idea (con mayúsculas), servidor que renuncia a su individualidad y se sacrífica por el colectivo. Este fundamentalismo ha hecho mucho daño vasca, la ha dividido y ha dejado un largo reguero de sangre. El que tome en ocasiones forma de actividad política se debe a que La Idea, para concretarse, busca a toda costa instalarse en el poder. Esta no es más que una de sus facetas."
"...el terror induce a os ciudadanos a activar comportamientos de supervivencia. Te callas o jaleas al líder, colocar la bandera adecuada en el balcón de tu casa, te dejas ver en las manifestaciones y vives tranquilo, consigues trabajo, prosperas, tienes posibilidades de llegar a viejo."
"Nadie sale del vientre de su madre con una pistola bajo el brazo. El militante se fabrica mediante una acción sistemática de adoctrinamiento y con gente que pincha y corta. A mis quince o veinte años también estuve expuesto al peligro de tragarme el caramelo envenenado del odio y del fanatismo que ciertas personas ofrecían en mi barrio. Algunos chavales se lo metieron en la boca. Otros, por las razones que sean, nos escapamos del abismo."
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