Eurovisión. La fiesta de la banderita

EUROVISIÓN eta ikurriña. Sueziako antolatzaileek montatu duten gatazka. Hau nahaste borraste hau!!!
Quienes ya peinamos canas recordamos aquella jornada que organizaba Cruz Roja Española, con objeto de recaudar fondos para sus actividades, bajo el título de "Fiesta de la banderita". Me ha parecido oportuno recuperarlo, no con objeto de ironizar sobre la simbología que encierra toda bandera (sería un insulto hacia ella, cuestión ésta que yo nunca aprobaría) sino de abordar, desde el humor, la esperpéntica situación que se ha vivido con el conflicto de la Ikurriña y el festival de eurovisión.

A buen seguro que el tema dará mucho juego a los guionistas de distintas series de humor, cuestión  necesaria en una sociedad sana, pero "cachondeo" aparte, tengo la impresión de que algunos aspectos del mismo no se han abordado desde la profundidad del análisis político. Con la excepción de Pedro José Chacon Delgado en el diario El Correo, muy pocos han puesto el dedo en la llaga estos días, y yo creo, por la forma en la que se ha solucionado el entuerto, que hay razones más que importantes para realizar un breve resumen de conclusiones. Voy a ello:
1.- No hay justificación para incluir la bandera que representa a Euskadi junto a la de Daesh o ISIS. Por lo tanto el error de la organización sueca ha sido monumental, aunque se han apresurado a explicar el tema y pedir disculpas. Soy de los que creo superado el debate sobre si es la bandera inventada por un hombre, Sabino Arana, sobre el que recaen indudables críticas sobre su originario racismo e integrismo religioso,  o bien sobre que es la bandera que representa a un partido, la formación jeltzale, no a toda una sociedad, lo cierto es que en este momento es el símbolo que nos representa a todos los vascos y vascas, un símbolo que ha sido interiorizado por la ciudadanía, de muy diversas sensibilidades ideológicas, como elemento integrador. Sólo por eso debe ser respetado. Dicho esto, tambien debemos reflexionar sobre el tremendo daño que tres décadas de violencia terrorista han causado a la imagen de los vascos y, también , el efecto pernicioso que ha generado la utilización de la ikurriña por parte de los terroristas y grupos satélites, incluida la parte política del engendro, hacia el simbolo de una comunidad autónoma, nacionalidad histórica o nación, como es el País Vasco. El caso de la consideración negativa del mundo occidental sobre todos  los musulmanes, como consecuencia del terror yihadista, es un buen ejemplo de ello.
2.- La unanimidad de todas las fuerzas políticas españolas (no incluyo en esta lista a formaciones ultranacionalistas) del arco parlamentario ha supuesto también un hito. Realmente personas públicas como Mariano Rajoy o Soraya Saenz de Santamaría, además de la diplomacia española, han pedido que no se confunda la bandera de un pueblo pacífico, el vasco, con la de un grupo sanguinario. Y es que en esta imagen muy pocos han reparado. Resulta que la ikurriña es defendida precisamente por los representantes del marco que hizo posible su legalización, y este no es otro que el marco constitucional de 1978. Quizás el nacionalismo vasco, también el moderado y pragmático del PNV (no me cansaré de aplaudir el ambiente de sosiego y transversalidad que ha generado el lehendakari Urkullu), debiera reflexionar sobre la "lealtad" mostrada hacia ese marco y hacia sus símbolos. Durante la época del lehendakari Ibarretxe (a quien no me cansaré de criticar, precisamente por lo contrario) se realizó un sistemático trabajo de demolición, con toda la dinamita posible, del Estatuto de Autonomía de Gernika y por defecto de la Carta Magna del 78; entre los símbolos de ese "constitucionalismo" demonizado se encontraba también la bandera española constitucional . Ese trabajo no fue en vano y caló en partes muy significativas, fundamentalmente jóvenes, de la ciudadanía vasca. El hecho, recordado por todos, de las pitadas al himno o a la bandera no son sino lodos de polvos pasados. Izaskun Bilbao ha actuado con una celeridad en este caso que yo personalmente aplaudo, pero que he echado en falta en otros (con respecto a la visita de Otegi en Bruselas y la peticion hecha por Maite Pagaza y Jiménez-Becerril no la vi tan contundente), y creo que la lealtad institucional ha de ser alimentada por la reciprocidad, tan sólo desde la bidireccionalidad puede ser entendida. Bien, esta reciprocidad que menciono era puesta en cuestión por Andoni Ortuzar pocas horas antes del Aberri Eguna, cuando afirmaba que un vasco no puede tener dos patrias.
3.- La postura de EH-Bildu, sigue defraudándome. Hay algunas caras nuevas, frescas, con los que me he encontrado muy agusto, pero el resto está preso del pasado. Observo que sus nuevos tiempos son construidos con ladrillos del pasado. El discurso suena bien, pero las prácticas (la violencia de Ikasle Abertzaleak, el discurso de Otegi en Bruselas, las alusiones a los gudaris, la opresión de España...) me recuerdan a los viejos tiempos. Poner el grito en el cielo por el tema de la ikurriña eurovisiva y pedir una reunión urgente con el embajador de Suecia... suena a impostura cuando se recuerdan tantas banderas quemadas en rituales con capucha, cuando guardamos en nuestra memoria tantos silencios ante la sangre derramada en nombre de esa misma bandera que ahora se defiende con fervor.Se puede pedir algo más de coherencia, creo yo.

Lo dicho,la Fiesta de la Banderita. Saquen ustedes sus propias conclusiones y sean críticos, que en eso consiste la libertad, además de ser un saludable ejercicio de educación social y ciudadana.