Josemari joan zaigu. Batzuetan, badaude egunak non, Pablo Nerudak esan zuen bezala, bertsorik tristeenak idetz genitzakeela. Bolada beltz honek kendu digu Josemari. Tamalez, terrorismoak lortu ez zuena birusa madarikatu honek gaindutu du. Madarikatu izan zaitez!!!
La muerte de José María
Calleja nos ha pillado a muchos con el corazón doblemente encogido. Lo que no consiguió el terrorismo y sus proveedores lo ha logrado un ser microscópico, un virus letal. Maldito sea!!! Se ha ido Calleja lejos de la tierra en la que vivió y
amó, en la que, además de crecer como profesional de la comunicación, deseaba
realizar su proyecto de vida. La posibilidad de permanecer como vasco le fue
negada, tanto por el proyecto totalitario de ETA como por la falta de piedad de quienes les consideraban "esos chicos equivocados" pero "de los nuestros". Y como consecuencia de ese comportamiento sectario, por un lado, y criminal por otro, Josemari debió abandonar esta tierra para, arrastrando a su familia, comenzar de cero a cientos de
kilómetros de aquí, buscando esa fraternidad negada en tierra vasca."Si no está a gusto aquí ¡que se vaya!". He escuchado tantas veces esa frase, durante varias décadas me ha acompañado junto a otras. "¡algo habrá hecho!, "por qué no se caya y deja en paz todo", "¿para que remover la mierda?"... frases que no han hecho sino evidenciar la enfermedad moral que nos ha atacado durante décadas y que, posiblemente, haya dejado secuelas eternas si no en nuestros cuerpos, si en nuestras almas.
Descansa en paz Josemari, descansa en esa paz que aquí, cobardes o pusilánimes, no nos atrevimos a darte. Descanse también, abrazada a tu recuerdo de hombre valiente, tu familia. Descansen también, quienes nunca han dejado de menospreciar tu dignidad, aquellos que han encontrado argumentos para la mofa y el escarnio en tu angustia, en tu miedo y en tu exilio. ¡Descansen de una vez, por piedad!
Xabier Lete dedicaba unos versos a Imanol Larzabal que bien
pueden servir de homenaje y despedida para ti.:
“Había una emoción inefable en el aire, y en el rostro de
tus amigos un dolor mudo/cuando te despedimos allí donde las personas miran de
soslayo al mar/una culpa que impide sanar las heridas de un error, quisiéramos
ofrecerte un último aplauso/en su humildad, la flor de un verso sentido, o tal
vez pedirte perdón/por haberte dejado tantas veces solo, te habías marchado a
un sombrío páramo/libre de la crueldad humana, posteriormente no hemos sabido
de ti pero en el lugar en que estés/infinito, oculto y protegido, apiádate de
nosotros,/los carentes de la piedad que hubieras requerido”.
Agur eta ohore Josemari! Goian Bego Calleja!
Fotografía: Diario Vasco
Fotografía: Diario Vasco
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