Hanna Arendt ek esan zuen bezala, "aniztasuna ez da gauza txarra, bizitzako norma baizik". Horregatik "supremazismo" guztiak beldurgarriak direlakoan nago. Uste dut normalizatu egin dugula hori, neurri handi batean zelofanezko paper eder batekin erakunten digutelako, baina fonduan erakargarria eta "guay" den mezu horren azpian betiko heterofobia dago. Kontuz ibili behar dugu askotan arriskua hurbil dago eta!
Ser alavés tiene su marca, pues por aquí pasaron iberos, celtas, vardulos, caristios, vascones, romanos, germanos, árabes, judios, francos, gitanos... Mis antepasados, mi familia cercana y, finalmente, yo mismo me reconozco perteneciente a un territorio plural y mestizo desde el albor de los tiempos. Sin duda eso me hace sentirme cómodo con la diferencia y con el diferente; me siento bien con mi identidad campezana, vitoriana y riojanoalavesa; me gusta contemplar tanto el hayedo como los viñedos; estoy feliz considerándome un ciudadano con identidades múltiples, portando apellidos diversos y hablando con igual satisfacción dos lenguas. Por ello me aterran quienes desearían "homogeneizar" de nuevo (el franquismo lo intentó con denuedo cuando yo era un niño y ETA lo siguió haciedo desde mi juventud hasta hace relativamente poco) cualquier tierra. Por eso, sin exabrptos y sin cometer el error de mezclar a todos en el mismo saco (tengo amigos nacionalistas cuya moderación me reconforta) sigo y seguiré denunciando los excesos de un nacionalismo extremo, sea Vox u otros, un nacionalismo que nos llevó durante el S. XX a los mayores horrores que hemos conocido (desde el II Reich y toda su legión de colaboradores flamencos, croatas, ukranianos, etc...sin olvidar al franquismo, para terminar con la Guerra de los Balcanes, IRA... y finalmente ETA.). Hoy en día nadie se define como totalitaro, cmo excluyente, como racista, pero determinado pensamiento que subyace en ciertas ideologías puede ser perfectamente catalogado como de supremacista y aunque no se reconozca de forma explícita siempre aparecen indicadores alarmantes. Este "molt honorable" J. Sort es un lamentable ejemplo. "Josep Sort, que concurría en el puesto número 65 en las listas de JxCat, ha renunciado esta mañana como candidato, tras hacerse pública su ideología ultra y xenófoba. Su cuenta de Twitter estaba llena de comentarios racistas, xenófobos y machistas. La polémica saltó ayer, después de que una de las afectadas de sus comentarios xenófobos y machistas, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, lo denunciara públicamente. Sort, que era presidente de Reagrupament, la formación de la que es seguidor Quim Torra y que se integró a JxCat tras escindirse de ERC, llamaba a hacer limpieza de españoles en Cataluña, calificaba «nazi» a Salvador Illa y «puta histérica española» a Ada Colau, lo que provocó la denuncia de la alcaldesa. Sort, profesor de universidad, se refería a los españoles como «españolarros» y «ñordos». Llamó además a encerrar a los españoles en centros de internamiento (CIE). «No tendríamos que gastar ni en el cambio de siglas», se mofó". Como suele ser habitual, el susodicho contraataca y busca justificación en la patria, en la ideología progresista y en los enemigos (qué forma más ruin de mancillar tanto a Cataluña como a la izqierda): "Soy consciente de que he puesto fácil la guerra sucia que alguien anunció que pasaría en estas elecciones. Y que ya existe. Culpa mía, sabiendo como sé cómo son nuestros enemigos», ha añadido. «Siempre he sido independentista y de izquierdas. Me toca, pues, asumir responsabilidades". Suena a justificación poco sincera. ¿supremacismo larvado, xenofobia o racismo asintomático?
(Texto y fotografía: El Correo 25-1-2021)
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