Vlado Gotovac (escritor yugoslavo...es decir con sentimientos identitarios múltiples)


"NUNCA HE COMPRENDIDO A QUIENES DESEARÍAN QUE EL ARCO IRIS FUERA DE UN SÓLO COLOR. ÚNICAMENTE SU VARIADA GAMA CROMÁTICA LO HACE HERMOSO. ASÍ, TAN SÓLO DIVERSAS ETNIAS Y GRUPOS HUMANOS PUEDEN ENCERRAR TODA LA BELLEZA DEL MUNDO".
Vlado Gotovac. Escritor yugoslavo (...portador de identidades múltiples, no excluyentes, radicalmente opuesto a la limpieza étnica que configuró los actuales estados mono-étnicos en los Balcanes)

martes, 10 de noviembre de 2020

¡Cagüen Dios!

 

N: por favor, antes de juzgar, lean completo, hasta el final el texto

¡CAGÜEN DIOS! Nunca he renunciado a mi educación católica, me reconozco como cristiano, poco ortodoxo ciertamente, pero me veo cercano al mensaje social de Cristo, quizás gracias a la influencia de grandes amigos sacerdotes que me mantuvieron ahí, sin liturgias ni boatos, sino en los actos y celebraciones festivas de nuestra amistad. La vida, ¡que cosas!, me ha llevado por derroteros en los que he tenido que compartir experiencias, muchas de ellas terribles, en otros lugares del mundo y allí, en Senegal, en Mali, en Tetúan o en Ceuta he conocido religiosos y religiosas comprometidos/as con los más necesitados, con esos a los que Z. Bauman llamaba "vidas desperdiciadas, los parias de la modernidad". Allí, en dispensarios, en albergues, en refugios, en maternidades, en casa de acogida, en la calle, en...me he topado con miembros de la iglesia que nunca han visto en un semejante un enemigo, sino alguien a quien abrazar. Esa iglesia comprometida, alejada de aquella "nacionalcatolica"de mis padres o de mi niñez, que me reconcilia con el mensaje primigenio y humanizador de aquel loco que dijo: "amaos los unos a los otros como yo os he amado". Nunca cargaré las tintas ni aceptaré ciertas exageraciones vertidas contra el ex párroco de Lemoa, pero sí creo que su visión, explicitada en el film de Arteta, es profundamente equívoca, más en un hombre cristiano. También se ha de valorar que pidió perdón a las víctimas por sus declaraciones y esto es importante. Quizás por eso esta carta de unos "sacerdotes vascos" (Coordinadora de curas de Euskal Herria, Comunidades Cristianas Populares y Herri Eliza 2000) me ha sorprendido en su exageración y me ha trasladado de nuevo a los años ochenta, años en los que me alejé y mucho de la iglesia. Me ha indignado la misiva por su falta de humanidad, puede que por su frialdad para con tantas "vidas desperdiciadas"por el terror, tal vez porque niega el calor incluso a María Magdalena, porque legitima un mensaje de odio y violencia profundamente anticristiano, por su fondo profundamente "nacionalcatolico" y por un poso que, aunque se cobije bajo el palio de la patria euskara, la revolución popular(como ya dijo Paulo Freire con respecto a que adoptar las mismas prácticas de los explotadores te convierte en un nuevo explotador), o la independencia, es profundamente fascista. 

Hoy el cuerpo me pide cagarme en Dios. Como me ocurría de adolescente, como sentía en aquellos años en los que la rémora de una iglesia franquista por un lado y la inhumanidad de una iglesia abertzale por otro me hicieron un descreido, hoy también me siento lejano, así de claro lo manifiesto. Sí, me cago en Dios, pero no me malinterpreten, no lo hago en mi Dios, ese que se me antoja bondadoso y compasivo, ese que se acercó al leproso y evitó la lapidación de la mujer acusada de adúltera. Lo hago en un dios monstruoso, sí, en un dios de sangre y odio, de supremacismo y desprecio, en el dios de las balas, las bombas, la amenaza, la extorsión y el terror. El dios apocalíptico en el que creen estos autodenominados "curas vascos".

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