Mitoak ez ditut zalantzan jari nahi, giza eraikuntzak dira eta. Kitto. Hala eta guztiz ere, 2019. urteari ongi etorria emateko prest gaudenean, bada garaia interesgarria orain arte gabonaldian ikusitakoa aztertzeko. Ederki, goaz ba, zeren eta beste urte berri honetan ere duela asko, gehiegi ene ustez, sortu zen errua (nahi baduzue idatzi hankasartze, dokumentazio eza, hutsune historikoa edota...gezurra historikoa) Maridomingi pertsonaiarekin jarraitu da zabaltzen Euskal Herriko hainbat ikastoletan, udaletan, erakundetan, herri eta hirietan. Ez dago inor kapaza esperpento hau gelditzeko eta zuzentzeko. Hain zaila al da???
Espero que no se malinterpreten mis reflexiones, pues no seré yo quien cuestione la aparición de un nuevo mito, como todos creación social que con el paso del tiempo se asienta en una comunidad. Aun así, precisamente cuando estamos a punto de recibir al nuevo año 2019, es buen momento para repasar todo lo ocurrido durante nuestras fiestas navideñas. Pues bien, un año más he observado, con tristeza, como nadie ha alzado la voz contra el ridículo espectaculo (pueden sustituir esta palabra por error histórico, metedura de pata, falta de documentación, vacío histórico o, simplemente, mentira) que contemplamos por toda la geografía vasca, y ya son demasiados años, en las cabalgatas y representaciones de Olentzero y Maridomingi. Y que nadie interprete de forma torticera mis palabras. Nada tengo contra el personaje de Maridomingi, pero lo que no puedo tolerar es que las "prisas" por buscar pareja a ese eterno soltero, borrachin y juergista (que dudo mucho, con sus supuestos antecedentes, hubiera aceptado que le fastidiaramos la chufla con una "carabina" al lado en las noches de vino y juerga con los amigotes) al que se ha adjudicado la tarea de traer juguetes a los niños y niñas de vasconia, hayan producido el auténtico esperpento que supone la vestimenta de Maridomingi junto a la de Olentzero. Maridomingi, de la que Joxe Miel Barandiarán no me habló nunca cuando se refería a las tradiciones navideñas de euskal Herria (y sí que mencionaba con deleite otras como la "jaiotza", que a pesar de ser una tradición que se reducía al ámbito de la cultura de caserío este año 2018 ha sido recuperada por la Asociación Belenista de Álava en Vitoria)), es recogida por Resurrección María de Azkue en una canción (diversas versiones la datan entre finales del S. XIX y comienzos del S. XX) que se refiere a una mujer que quiere ir a Belen para visitar al niño Jesús recién nacido, pero para ello ha de cambiar su vieja falda por una nueva. Es a finales de la década de los años noventa, en puertas del tercer milenio, cuando determinados movimientos feministas (también los ha habido que criticaron este emparejamiento para Olentzero) promueven su designción como compañera de Olentzero en aras de la igualdad de género. Hasta aquí, nada que objetar, nada, al menos, desde una posición antropológica. Pero el ridículo se consuma cuando "alguien", y realmente no está nada claro quien fue el impulsor del desaguisado, decide vestir a la mencionada mujer con unos tocados medievales propios de los siglos XV y XVI. Es decir que, en nuestros desfiles navideños van de la mano un carbonero tocado con txapela (la boina se introduce aproximadamente en 1833, pues hasta entonces la prenda de los baserritarras era unaespecie de "montera" (Macías, Olga; Revista AUNIA nº 15, 2006, p. 11), es decir del S. XIX, y de una mujer que se supone del S. XV o S. XVI. ¿Pero es que nadie se ha dado cuenta de este error histórico? No creo que los niños y niñas de tierra vasca dejen de ilusionarse con la magia de esa noche porque se introduzca un poco de cordura y Maridomingi porte un vestido más acorde con la forma de vestir de Olentzero, es decir de los siglos XIX o XX o bien Olentzero cambie su porte por otro de época medieval (cuestión ésta muy compleja pues el personaje del carbonero borrachín y bonachón se ha representado, y aquí sí que hay evidencias, con el atuendo que conocemos). ¿Tanto hubiera costado consultar con un grupo etnográfico, con una asociación especializada en antropología vasca, con la universidad, con Eusko Ikaskuntza, con la Fundación Barandiarán, con...? Creo, sinceramente, que se podría desacer la "txapuza" y realizar algo mucho más digno. Pero ¿quien dará el primer paso para ello? Y es que los mitos son necesarios en el imaginario de cualquier comunidad, pero han de ser mitos arraigados en la tradición o en el sistema de valores de la misma, y en este sentido toda comunidad es más plural que homogénea. Lo que no es de recibo es crear un mito preñado de falsedades u errores. Como Julio Caro Baroja cuenta en un libro de referencia (Ritos y Mitos equívocos, 1989, Madrid, Itsmo), corremos el riesgo de crear mitos equívocos, demasiado equívocos.
Horra Mari
Domingi/ begira horri/ gurekin nahi duela/ Belena etorri.
Gurekin nahi
badezu/Belena etorri/atera beharko dezu/ gona zahar hori.
Hatoz, hatoz,
zure bila nenbilen ni!/ Hatoz, hatoz, zure bila nenbilen ni!
Hatoz goazen ta
gurtu dezagun/ Belenen jaio den Haurtxo eder hori,
Haurtxo eder
hori/ Irrintzi eta poza,/ algararekin/ hori behar dinagu/ guk elkarrekin.
Pozez adora
(de)zagun/ Jesus haur ona/ berak ekar d(i)ezagun/ gaur zoriona.
Hatoz, hatoz,
zure bila nenbilen ni!/ Hatoz, hatoz, zure bila nenbilen ni!
SAKONTZEKO/ PARA SABER MÁS:
Querido Jesús: puestos a dar "primeros pasos", como dices, para corregir entuertos habría que empezar por revisar hasta la cronología y la meteorología del nacimiento de tu homónimo, el cual, según los expertos (a juzgar por el reinado de Herodes, etc.) no nació el año cero de nuestra era, sino en el -3 antes de Cristo (!valga la paradoja!). En cuanto a la meteorología (el frío y la nieve cayendo en el pesebre), lo de hacer nacer a Jesús en pleno invierno tiene que ver, como bien sabes, con hacerlo coincidir con el solsticio de invierno. O sea que, puestos a buscar "txapuzas", la de esa Maridomingui, prima segunda de Marijaia, me parece un pecadillo de juventud (la de nuestras tradiciones adolescentes). Y si quieres conocer el origen verdadero la historia que nos ocupa, deberás leerte este relato que me fue revelado y que hunde sus raíces en los orígenes mismos del homo (supuestamente) sapiens:
ResponderEliminarhttps://ramonjimenezfraile.com/2017/12/22/los-tres-viejecitos-cuento-de-navidad-diciembre-de-2017-por-ramon-jimenez-fraile/
Con todo mi cariño, Urte berri on!
Ramón
Querido Ramón. Se me había pasado, imperdonable (pero el trabajo en vez de disminuir aumenta, ¡caramba!), tu comentario. Sí, tienes razón, ya decía Julio Caro Baroja (Mitos y ritos equívocos, 1989, Madrid, Itsmo)que todos los personajes míticos han de ser puestos en cuestion, puesto que no son sino creaciones de los grupos humanos para bien afianzar su cultura y tradiciones o para normativizar la vida social. Aun así, e imagino que es un defecto profesional, como aqntropólogo debo reivindicar que la regeneración de una tradición se haga con rigor, cuando menos mínimo, y en este tema que nos ocupa creo que era perfectamente posible vestir a Maridomingi del S XIX o vestir a Olentzero del S XV (aunque no se que diría Don Jose María Barandiaran sobre cambiar el tocado del carbonero del cuento del norte de Navarra, que ciertamente aparece ya en su primera publicación así tocado con txapela, blusa, faja y abarcas). Claro que Celedón es un mito recreado, pero al igual que Neska Txiki, Celedón Txiki porta una indumentaria que no rompe con el itinerario diacrónico de la forma de vestir de una época elegida. Es tan sólo mi opinión, pero numerosos etnográfos/as de varias asociaciones (digamos...más académicas) también comparten este pesar porque no se les consultara y se consumara este, para mí, bodrio de pareja. Ah!!! Por cierto, jeeee....el cuento, ¡magnífico!!! Un abrazo querido Ramón
EliminarInteresante el comentario con el que a grandes rasgos estaría de acuerdo. En lo referente a Mari Domingi, dejo aquí la única referencia que he encontrado sobre la misma, dicho de paso, mucho más interesante que la imagen que se está fijando hoy en día. Lo cuenta Pio Baroja en su especie de autobiografía "Familia, infancia y juventud":
ResponderEliminar“Mi tía Cesárea y mi abuela explicaban que en su tiempo solía ir a las casas una vieja medio loca, vestida con una falda de flores y cofia blanca. Esta mujer, a la que llamaban la Curriqui, armaba un nacimiento sobre una mesa, llevaba una varita en la mano para mostrar las figuras y una pandereta para acompañarse cuando cantaba villancicos. Entre las figuras del nacimiento había una mujer desastrada, que, sin duda, era bufona, y La Curriqui le dirigía una canción, que empezaba así y que todavía en mi tiempo se oía:
Orra Mari Domingui/ Beguira orri/ - Gurequin naidubela/ Belena etorri/ Gurequin naibadezu/ Belena etorri/ Atera biarco dezu/ Gona zar ori.
Un saludo
Joxemari CArrere
Esa canción ("Mari Domingui") estaba incluida en un cancionero publicado en 1862 por José Antonio Santesteban Arizmendi (1835-1906).
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