Kaixo lagunok! Azken bolada honetan Blusa eta Neska Koadrilen artean publikoak diren tirabirak eta desadostasunak sortu dira. Hori dela eta, hona hemen, errespeto handiz idatziak, honi buruzko hausnarketak!
Estimados amigos y amigas, especialmente quienes participáis o disfrutáis de nuestras fiestas, os ofrezco aquí el artículo publicado hoy domingo 15 de julio de 2018 en el diario El correo. Desde 2016, año en el que las tensiones en el seno de las cuadrillas de blusas y neskas (ahora divididos entre la comisión y la federación) comenzaron, las desavenencias y fracturas en su seno son públicas en nuestra ciudad. Precisamente abordando esta desunión y analizando algunos de los elementos centrales de nuestro tiempo festivo, he publicado hoy, desde el respeto más absoluto, un artículo al respecto en el diario El Correo.
Supongo que gustará a unos y disgustará a otros. Es inevitable para quien decide aparecer en público, pero lo que sí se es que lo escribo después de haber dado muchas vueltas a este tema que, si nadie lo remedia, amenaza con enturbiar las relaciones, siempre amables, entre las distintas cuadrillas de Vitoria.
Fiesta
programada versus fiesta espontánea
Publicado
en el diario El Correo el 15-7-2018
Cuando quedan menos de dos
semanas para que el tiempo festivo de Vitoria-Gasteiz inicie su recorrido con
el Día del Blusa y la neska, quienes desde hace más de un siglo han sido sus
representantes más significativos se presentan ante la sociedad vitoriana con
una evidente incapacidad para el acuerdo. No seré yo quien magnifique esta
situación, pero no es muy alentador comprobar cómo, a pesar de la paz aparente,
las heridas surgidas tras las fiestas de 2016 parecen seguir presentes en el
seno de los representantes de las distintas cuadrillas festivas.
Decía M. Batjin que “las
festividades son una forma primordial determinante de la civilización humana.
Los ejercicios de reglamentación y perfeccionamiento del proceso de trabajo
colectivo, el descanso o la tregua en la producción nunca han llegado a ser
verdaderas fiestas. Para que lo sea hace falta hace falta un elemento
proveniente del mundo del espíritu y de las ideas. Sin esto, no existe el clima
de fiesta”. Coincido con este experto y creo que, sin minusvalorar en absoluto
el trabajo de los técnicos, confeccionar un estupendo programa festivo, lleno
de actividades de renombre está muy bien, pero eso no garantiza una auténtica fiesta.
Las fiestas de Vitoria, como toda fiesta, necesitan de un elemento mágico, ritual,
espontáneo, popular, libre del poder de lo cotidiano, y es eso, precisamente,
lo que estamos perdiendo en los últimos años. Creo que estamos eliminando
elementos centrales de nuestro tiempo mágico: toros, carrera de burros,
presencia de cuadrillas de blusas en las dianas, parodias y exhibición cómica
durante el llamado “paseíllo”, el humo de los habanos en la bajada de Celedón,
etc…sin ser capaces de sustituirlos por otros con una similar carga simbólica.
Perdemos elementos extraordinarios, cuestión esencial para el tiempo festivo, y
los sustituimos por elementos normativizados, normalizados, acordados,
programados, planificados, es decir por elementos que forman parte del tiempo
cotidiano. No somos capaces de apreciar que, precisamente, la cotidianidad es
radicalmente negadora del tiempo extraordinario de una festividad.
Actualizar nuestras fiestas a
los cambios sociales es, más que una obligación, una necesidad para la misma
pervivencia de las mismas, pero, en mi opinión, estamos erigiendo un modelo
festivo con materiales del tiempo cotidiano; eliminando del mismo un necesario,
por revitalizador de la vida social, ejercicio de juerga en el que, sin duda,
cierto exceso es un ingrediente básico. Desde hace un par de años escudriño con
sigilo a la gente que sigue la “ida y vuelta a los toros sin toros”, y me apena
ver tan sólo público desde la calle Dato hasta la esquina de la calle Florida.
El resto del desfile, se hace con poco público en las aceras y con
prácticamente nadie en ventanas y balcones.
Decía un blusa ejemplar,
fallecido de forma prematura, Javier Zabala, lo siguiente: “…recordad que un
verdadero blusa, sale a la calle para divertir a la gente. Nuestro nuestro
único objetivo debe ser hacer reír y provocar la felicidad en los demás”. En una ciudad en la que “la alegría baja del
cielo” no podemos permitirnos situaciones de tensión y enfrentamiento entre los
garantes del jolgorio y la algazara. Es más, yo les diría que abandonen cierto
toso austero, serio y digno, más propio del resto de os 360 días del año. Les
recordaría, mejor dicho, les demandaría, que debatan y acuerden con humor,
entre bromas, con un bocadillo de txistorra y un kalimotxo. ¡Sí! Que no olviden
lo fundamental: que son blusas y neskas que deben salir a la calle no a hacer
política, tampoco a normativizar la fiesta, sino a disfrutar y hacer disfrutar
a sus conciudadanos y a los visitantes que llegan hasta nosotros. Su función en
el tiempo de fiesta es ser multiplicadores de alegría. ¿No es así? ¡Pues a
practicar con el ejemplo!
Jesús Prieto Mendaza
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